¿Por qué tantas empresas se llaman manufactura?

Buen artículo de ZEITmagazin que me da pie para reflexionar sobre el concepto manufactura, tan apreciado por nuestras queridas relojeras.

Primero no me parece casualidad que una publicación germana destinada al público general reflexione sobre el tema. Es un país donde la tradición manual goza de una larga historia y prestigio, donde el Gremio de los Artesanos está organizado e institucionalizado (Handwerkskammer) y en donde existen asociaciones como la Asociación de Manufacturas alemanas (Deutsche Manufakturen). Es normal que vean con asombro esta proliferación de las «manufacturas».

El caso es que en Alemania (como en muchos otros sitios) se ha puesto de moda la palabra y los alemanes tienen heladerías manufactura, zapateros y hasta ópticas manufactura. Como señala el artículo, la palabra parece tener algo tranquilizador. Algo que está hecho a mano nos transporta a tiempos pasados, quizá un tiempo mejor donde había más trabajo, más seguridad.

En el siglo XX una manufactura era algo relacionado con un taller, con trabajo manual, ciertamente algo que no tenía mucho prestigio, pero de lo que se podía estar orgulloso. Habían intentos de acercarse a las artes como el cine, quizá para ganar algo de valor.

Pero después de tanta tecnificación y robotización parece que reaccionamos de forma natural a los tiempos modernos, contra esa tecnificación fría, esos robots que nos quitan nuestros trabajos. Y eso lo saben las empresas y los publicistas. Tanto se ha usado la palabra que ya no merece la pena intentar definir otra vez una manufactura, el concepto se ha diluido. El problema es que la palabra no está protegida legalmente y cualquier trabajo que se haga con las manos puede ser una manufactura.

Pero en tiempos de máquinas CNC, de diseños por software, donde es imposible no ya competir, sino entrar en el mercado sin soluciones tecnológicas, etc., ¿es realmente posible volver a una manufactura? Es algo que a lo mejor ni siquiera queremos, pero la idea nos tranquiliza. No nos engañemos, volver a tiempos pasados ya es imposible más allá del hobby. Si un reloj lo hace una manufactura, ¿por qué no puedo considerar mi teléfono móvil una trabajo de manufactura? Al fin y al cabo alguien ha tenido que empaquetarlo, o transportarlo, y supongo que no lo ha hecho con los pies. Y mi teléfono también tiene software manufactura, pues alguien habrá tenido que teclear las líneas de código que lo hacen funcionar. Sí, creo que iré a que me den un masaje manufactura.